Coordinadora general:
Lidia Vinciguerra
Orden
del Acto:
.Bienvenida por Lidia Vinciguerra
.Momento Musical 1. Fernando González *( Claro de Luna de Debussy)
.Cecilia Glanzmann :Lectura de sus
poemas “Desafío” (12) y “Es gozoso este diálogo…”(29)
Y-
Palabras sobre “los padrinos” de
esta obra: A Alejandro Orofino Porta (su primo hermano de Mar del Plata,) que
le sugirió reunir su obra hace unos cinco años, a Marta de París con el mismo
sentido pero con mayor consejo concreto, a Bertha Bilbao Richter , que también
aconsejó el cómo encararla e indicó el poner Apreciaciones, y a Lidia y a
Marilí Vinciguerra que
trabajaron en la edición, pero codo a codo con la autora, con un respeto
y cuidado preciosos.
-Palabras sobre la Dedicatoria a nietos y
familia, y a los entrañables amigos todos , presentes en el acto, o desde el
corazón, por distancia y situaciones.
-Agradecimiento al panel y en general.
.
Fernando Sánchez Zinny : sobre la
obra
.
Momento musical 2. Fernando González
( Nocturno Opus 9 de Chopin)
.Cecilia Glanzmann: Lectura de “Desnudez
“(58)
Lidia Vinciguerra: Lectura de “Despojamiento” ( 60)
Cecilia
G.: Lectura de” Planeta Tierra” (72) y de “El vuelo” (81)
.
Momento musical 3. Fernando González
( Preludio en Mi menor, Opus 28, de
Chopin)
.
Cecilia Glanzmann: “En Península
Valdés”
.
Antonio Requeni: sobre la obra
.
Momento musical 4: Fernando González
(Fantasía Improntu, de Chopin)
.
Cecilia Glanzmann: Lectura de “A
Antonio Machado” y “Persistir”
.
Marta de París: sobre vida y obra de
Cecilia G.
.
Cierre: Agradecimientos por
Cecilia y por Lidia Vinciguerra
.
Brindis y compartir con los presentes.
*Fernando González
fue nombrando cada composición y en la del Nocturno Opus 9 : lo dedicó a su tía
Ceci en especial.
PALABRAS DE LOS EXPOSITORES del panel
LIDIA VINCIGUERRA:
Bienvenida
“
Cecilia Glanzmann, de la ciudad de Trelew. Ella es un poco de Trelew, un poco
nuestra, un poco de Bell Ville, su lugar de nacimiento.
Les
agradecemos que hayan llegado en un día tan complejo. Buenos Aires se ha
convertido casi en un… disgusto. Pero una vez que comenzamos y que nos
encontramos con la poética, con la música y con los lectores, que son ustedes,
esto cambia. Y esa amistad a la que nos
conduce la palabra escrita…, siempre nos
permite que nos vayamos de un lugar mucho mejor que cuando entramos.
Porque nos hace sentir serenos, nos ofrece serenidad.
¿Cuánto
tiempo hace que nos conocemos, Cecilia? … Por 1989. Lo cierto es que la
bienvenida la damos en nombre de Vinciguerra Hechos de Cultura, de la Fundación
Argentina para la Poesía. Y en nombre de la Sociedad Argentina de Escritores, que
te recibe hoy, Cecilia Glanzmann para tu maravillosa obra poética comenzada en
1987 hasta 2017, incluyendo poemas nuevos. Te recibe en esta Casa de los escritores, que es por
supuesto, la casa también de ustedes.”
Tiene
palabras especiales para cada uno de cuantos “hacen” al acto :
-Para
el equipo de trabajo que es Vinciguerra Hechos de Cultura.
-Para
el equipo técnico de sonido, iluminación
y demás.
-Para
el Maestro Fernando González ( algo de
su C.V.)
-Para
Fernando Sánchez Zinny (escritor, periodista cultural, académico )
-Para
Antonio Requeni (escritor, periodista, académico en el país y en la RAE)
-Para Marta de París (escritora, hacedora
cultural, y coordinadora del Grupo Literario que lleva su nombre, casi en pleno
presente)
A
medida que se fue desarrollando el acto, Lidia Vinciguerra tuvo algunas palabras para cada uno y
comentarios sobre la obra de la autora.
-------------------------------------------------------
FERNANDO SÁNCHEZ ZINNY
“Ante
todo, mi agradecimiento mayor, muy pleno, muy amplio, a Cecilia por haberme
permitido compartir con ella esta presentación. Yo creo que esto tiene para
ella una importancia muy grande, mucho más grande que lo vivido con los otros
libros.
Voy
a contar a Cecilia una historia. En esta mesa, curiosamente, estamos Antonio
Requeni, Marta de París y yo. Somos supervivientes de la S.A.D.E. vieja. Yo
tengo recuerdos de cuando funcionaba acá, antes de que la remodelaran y de
personas que pasaron. Todo me llena de sentido. Acá, atrás de nosotros, estaba
el “balcón de los poetas” donde se hacían recitales, lecturas, ante un público
que se ubicaba en el patio, que no tenía el foso de ahora, donde está el piano.
De los muchos amigos, voy a recordar a uno , Juan José Forguerá, que me dijo :
en realidad, el poeta solo hace un libro en su vida, que se llamará de un modo
u otro, pero donde irán a parar las otras obras que uno hizo con tanto cariño…
Por ejemplo, en este libro hay adentro otros que tienen nombres hermosos, como
“Ritual de las cigarras”, como “Del arpa del caminante” (luego quiero volver
sobre el tema del “arpa” ) . Y ese poeta, si lo acompaña la vida y la
paciencia, va a sacar un día un libro que se llamará “Poesías”, “Obra
completa”, “Obra seleccionada “, “Obra
reunida”… o de otro modo. Y en él estarán como cuadernillos los que se han ido
publicando.
Ella
lo ha hecho, Otros también lo han hecho, como el mismo Antonio Requeni. A Cecilia le ha tocado el poder culminar de alguna manera un ciclo, el poder publicar su poesía, no ya
de este momento, esta emoción… Esto es
algo así como una consagración. Es de gran importancia esto.
Hay algo más importante para mí. Lo que yo
he visto, he leído en este libro y lo
destaco, son las constancias a lo largo de la trayectoria de Cecilia Glanzmann.
Repeticiones que reflejan un estado de ánimo, emociones diversas… Que expresan
una personalidad y una actitud ante la vida.
Son
“invariantes” . Hay que buscar las invariantes en esta poesía. En ella, vista
así, en conjunto, uno ve no solo paisajes, soledades, trasuntos de vidas,
recuerdos, profundidades…
Hay
constantemente una “invariante” : un sentido religioso de la vida, un sentido religioso amplio de la
vida, un sentido confesional. Es como que dice: confieso mi amor y mi unidad
con un Todo que me trasciende, que me supera. Cecilia lo siente como raigal,
como algo muy hondo. Yo lo conocía, lo
había visto , lo intuía, lo recordaba, y ahora lo tengo presente como el eje de la obra de Cecilia Glanzmann. Ese eje es esa
actitud inmanentista de entrega ante el mundo , de reconocer el mundo como una
unidad que es a la vez como un eslabón
de una unidad más grande. Es ver una unidad en el mundo.
He
visto esto con alegría. Esta opción de la poeta me llega mucho, le da sentido a toda su poesía.
Esta
religiosidad es bondad y es amor, es esperanza
y es fe. Es “compasión” . Com-pasión: pasión compartida del ser que se
apiada, que se conturba, que se emociona ante lo que le sucede al otro. Esta
compasión va al hombre, al hermano, a las cosas. Va al pasado que es origen del
presente. Va también al futuro que no será sino resultado de lo que hacemos en
el presente. Es algo que va al campo, al río, a la ribera dura del Atlántico
patagónico, que va a la planicie áspera, que va al recuerdo de vivencias muy caras que a veces están en Chubut, como están en otros lados. Hay un poema hermoso a Bell Ville.
Sobre
…” arpa del caminante” (de un ´titulo de los libros que están en esta Obra). Es
arpa céltica. Se expresa con cariño y con devoción por algo que se ha conocido,
gustado, amado…
Yo
sé que van a venir otras obras, Cecilia. Esta, 1987-2017 es tu obra, lo que has
hecho (y hay poemas de mucho antes del 87
en ella). Yo sé que esto va a
continuar. Y sé que es tu gran apuesta
por haber dado un sentido a una vida llena de amor, de devoción.
El
poeta no muere, se “aletarga” entre las hojas amarillas de un libro.
Nosotros,
ni vos, Cecilia, ni yo, vamos a ver amarillear estas hojas, pero otros sí, un
día. Quedará en ella el testimonio de cómo ha sido el paso por tu poesía.
ANTONIO REQUENI
“Desde
la Patagonia, ese paisaje desolado y áspero para los que vivimos en la
comodidad de Buenos Aires, Cecilia Glanzmann nos entrega sus poemas escritos a
lo largo de treinta años. Para ella la Patagonia no ha sido un escenario
hostil; los grandes y austeros espacios del sur argentino le proporcionaron
sensaciones, intuiciones y pensamientos que ha sabido traducir en composiciones
ceñidas, escuetas, que parecen por momentos surgidas de la “melodía del
silencio”, feliz expresión leída en alguna de sus páginas. Si la poesía es el
arte de decir con palabras lo que no puede decirse con palabras, es posible
afirmar que lo de Cecilia es auténtica poesía . Un mundo verbal que define su
condición y su trayectoria consagrada durante
tres décadas al testimonio del verso, atenta siempre a la singularidad
de su expresión, a la hermosa sobriedad de su estilo.
Son
estos rasgos de la obra de Cecilia Glanzmann los que quiero celebrar, no sin
antes aclarar que no lo haré como crítico (que no lo soy ni lo quiero ser) sino
como un devoto lector de poesía, un lector menos preocupado por las estructuras
sintácticas o por la significación freudiada de determinadas alusiones o
elusiones, que por la imponderable vibración emotiva que subyace en las
palabras, ese estado térmico del lenguaje, ese milagro inexpresable capaz de
conmovernos y conducirnos a un plano espiritual desde donde poder
identificarnos con el autor –o la autora- y elevarnos por encima de nuestra
rutina biológica.
En
la poesía de Cecilia Glanzmann ese carácter se manifiesta- como ya he dicho- a
través de un vocabulario despojado, de elocuente síntesis, pero que no
transmite frías especulaciones, arduos ejercicios mentales, como parece
proponérselo un considerable sector de la poesía contemporánea, sino ese hálito
misteriosos que representa, al menos para mí, la clave de la verdadera poesía.
Emerson
escribió que “el hombre es la mitad de sí mismo. La otra mitad es su
expresión.” Esas mitades a veces se asemejan hasta confundiese, otras veces no.
Yo afirmo que nuestra poeta queda comprendida en el primer caso. La mujer y la
autora no pueden deslindarse, las dos tienen el mismo rostro, que es el de sus
versos. Existe una total correspondencia entre su calidez, su fervor y la
temperatura de su poesía. Vida y literatura son dos orbes que en ella,
indudablemente, se complementan. Por otra parte, si Cecilia aparece enrolada en la tendencia que asume la
poesía como instrumento de conocimiento y revelación, no se considera por ello
–insisto- obligada a rechazar la tersura expresiva y ese impulso emotivo sin el
cual el poema puede parecer un teorema. La revelación y el conocimiento que la
poesía procura no surge de un análisis racional, sino que se alcanza –cuando se
alcanza- por las oscuras vías de la intuición.
El
libro que presentamos esta tarde, un libro que contiene varios libros y todos
de hermosos títulos, es una obra plenamente lograda. Y toda poesía lograda,
aunque exprese desazón o angustia, es una manifestación feliz. Sin embargo, no
es esa la tesitura de Cecilia. De su verso no emana angustia o melancolía sino
serenidad, “el testimonio de un yo lírico maduro –como ha dicho acertadamente
Ana Virkel- que ha preferido la calma al conflicto, el goce simple a la
búsqueda de lo inalcanzable”.
En
este acto quiero expresar mi gratitud a Cecilia Glanzmann. Gratitud por haber
recopilado este bello volumen, por haberlo publicado en una edición tan pulcra
como la de Lidia Vinciguerra, y por haber venido a Buenos Aires para hacer la
presentación.
Por
su humanidad, su inteligencia y su ternura, por su calidad literaria, tu libro
representa, querida Cecilia, una insoslayable contribución a esa batalla del
espíritu que es preciso librar, especialmente hoy más que nunca, para que el
hombre no termine convertido en robot. En esta era de las exploraciones
espaciales, tus poemas proclaman tácitamente el deseo de explorar el universo
aún desconocido del corazón humano, lo
que constituye una de las más altas funciones de la poesía.”
Antonio
Requeni
MARTA DE PARÍS
Es un privilegio para mí
esto. Gracias Cecilia por haberme invitado y a la Editorial que ha presentado
una obra maravillosamente armada y por el acierto en la elección del poema de
la contratapa.
Agradezco a Antonio
Requeni y a Fernando Sánchez Zinny por cuanto han dicho y por cuanto brindan. Agradezco al Grupo Literario
y a todos.
Antonio
Requeni habló de literatura y vida. Esto es lo que me interesa para hablar de
Cecilia y su obra. Ella misma dice , en distintos momentos y situaciones, que
su vida está adentro del contenido del libro. Y yo pienso sinceramente, junto
con nuestro Grupo Literario que así es.
Nosotros la consideramos nuestra representante en la provincia de Chubut y nos
sentimos orgullosos de que ella nos represente.¿ Por qué? Por la vida
maravillosamente ejemplar que ha realizado no solo en su Córdoba natal, sino en
la provincia de Chubut. Ahí está la vida. No se puede hablar de literatura si
no se habla de sí mismo y del otro. De allí la necesidad , y lo hace Cecilia a
lo largo de todas las etapas de su existencia, del “compartir con otros” .
Así
la vemos en esas distintas etapas. En su
juventud, en la búsqueda permanente de un futro de amapolas encendidas. Esa
joven fue cautivada por el amor de Walter. Aquella cordobesa jovencita fue
amando al ser amado y con él construyó después la familia a la manera
tradicional, que es la que nosotros aplaudimos.
También
está la etapa de la madre entre mamaderas y baberos. Y se ve además a la
docente frente al aula, siempre dadivosa.
Esa
madre que fundó instituciones privadas y públicas y que nos hace sentir siempre
hermanados tal como ella quiere , en forma fraternal , mancomunados. Y está la
otra, la que mira y vive la vida del hombre en general, la que se ocupa de la ciudad de Trelew y zona desde Chubut,
desde donde canta a la tierra de Patagonia. . Y canta al ser humano, a los
tehuelches y a los pueblos originarios, desde aquella época precolombina hasta
el hombre del presente al que se refiere en su poesía. Y en ese poema:
Persistir.
Toda
una vida útil, una vida maravillosa. Es una mujer madre, abuela, tierna, sabia,
luminosa, “juglaresa “ que anduvo de aquí para allá llevando su palabra, sus
sentimientos, sus emociones y el gran amor que la sostuvo y la sostiene.
Es
de las mujeres actuales que son un ejemplo en momentos en que tantos ejemplos
necesitamos. Es de quien plantó rosales y cosechó rosas. ¿qué más puede pedir a
la vida? Como dice Amado Nervo:
“Amé,
fui amado / el sol acarició mi faz./ Vida, nada me debes./Vida, estamos en
paz”.
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Cecilia