miércoles, 2 de mayo de 2018

PALABRAS DE LOS EXPOSITORES


Coordinadora general: Lidia Vinciguerra
Orden del Acto:
.Bienvenida por Lidia Vinciguerra
.Momento Musical 1. Fernando González *( Claro de Luna de Debussy)
.Cecilia Glanzmann :Lectura de sus poemas “Desafío” (12) y “Es gozoso este diálogo…”(29)
  Y-  Palabras sobre “los padrinos”  de esta obra: A Alejandro Orofino Porta (su primo hermano de Mar del Plata,) que le sugirió reunir su obra hace unos cinco años, a Marta de París con el mismo sentido pero con mayor consejo concreto, a Bertha Bilbao Richter , que también aconsejó el cómo encararla e indicó el poner Apreciaciones, y a Lidia y a Marilí  Vinciguerra  que  trabajaron en la edición, pero codo a codo con la autora, con un respeto y cuidado preciosos.
    -Palabras sobre la Dedicatoria a nietos y familia, y a los entrañables amigos todos , presentes en el acto, o desde el corazón, por distancia y situaciones.
   -Agradecimiento al panel  y en general.
. Fernando Sánchez Zinny : sobre la obra
. Momento musical 2. Fernando González ( Nocturno Opus 9 de Chopin)
.Cecilia Glanzmann: Lectura de “Desnudez “(58)
  Lidia Vinciguerra: Lectura de “Despojamiento” ( 60)
  Cecilia G.: Lectura de” Planeta Tierra” (72) y de “El vuelo” (81)
. Momento musical 3. Fernando González ( Preludio en Mi  menor, Opus 28, de Chopin)
. Cecilia Glanzmann: “En Península Valdés”
. Antonio Requeni: sobre la obra
. Momento musical 4: Fernando González (Fantasía Improntu, de Chopin)
. Cecilia Glanzmann: Lectura de “A Antonio Machado” y “Persistir”
. Marta de París: sobre vida y obra de Cecilia G.
. Cierre: Agradecimientos por Cecilia  y por Lidia Vinciguerra
. Brindis y compartir con los presentes.
*Fernando González fue nombrando cada composición y en la del Nocturno Opus 9 : lo dedicó a su tía Ceci en especial.

PALABRAS DE LOS EXPOSITORES del panel

LIDIA VINCIGUERRA:
Bienvenida
“ Cecilia Glanzmann, de la ciudad de Trelew. Ella es un poco de Trelew, un poco nuestra, un poco de Bell Ville, su lugar de nacimiento.
Les agradecemos que hayan llegado en un día tan complejo. Buenos Aires se ha convertido casi en un… disgusto. Pero una vez que comenzamos y que nos encontramos con la poética, con la música y con los lectores, que son ustedes, esto cambia.  Y esa amistad a la que nos conduce la palabra escrita…, siempre nos  permite que nos vayamos de un lugar mucho mejor que cuando entramos. Porque nos hace sentir serenos, nos ofrece serenidad.
¿Cuánto tiempo hace que nos conocemos, Cecilia? … Por 1989. Lo cierto es que la bienvenida la damos en nombre de Vinciguerra Hechos de Cultura, de la Fundación Argentina para la Poesía.  Y en nombre  de la Sociedad Argentina de Escritores, que te recibe hoy, Cecilia Glanzmann para tu maravillosa obra poética comenzada en 1987 hasta 2017, incluyendo poemas nuevos. Te recibe  en esta Casa de los escritores, que es por supuesto, la casa también de ustedes.”
Tiene palabras especiales para cada uno de cuantos “hacen” al acto :
-Para el equipo de trabajo que es Vinciguerra Hechos de Cultura.
-Para el equipo  técnico de sonido, iluminación y demás.
-Para el Maestro  Fernando González ( algo de su C.V.)
-Para Fernando Sánchez Zinny (escritor, periodista cultural,  académico )
-Para Antonio Requeni (escritor, periodista, académico en el país y en la RAE)
-Para Marta de París (escritora, hacedora cultural, y coordinadora del Grupo Literario que lleva su nombre, casi en pleno presente)
A medida que se fue desarrollando el acto, Lidia Vinciguerra  tuvo algunas palabras para cada uno y comentarios sobre la obra de la autora.
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FERNANDO SÁNCHEZ ZINNY
“Ante todo, mi agradecimiento mayor, muy pleno, muy amplio, a Cecilia por haberme permitido compartir con ella esta presentación. Yo creo que esto tiene para ella una importancia muy grande, mucho más grande que lo vivido con los otros libros.
Voy a contar a Cecilia una historia. En esta mesa, curiosamente, estamos Antonio Requeni, Marta de París y yo. Somos supervivientes de la S.A.D.E. vieja. Yo tengo recuerdos de cuando funcionaba acá, antes de que la remodelaran y de personas que pasaron. Todo me llena de sentido. Acá, atrás de nosotros, estaba el “balcón de los poetas” donde se hacían recitales, lecturas, ante un público que se ubicaba en el patio, que no tenía el foso de ahora, donde está el piano. De los muchos amigos, voy a recordar a uno , Juan José Forguerá, que me dijo : en realidad, el poeta solo hace un libro en su vida, que se llamará de un modo u otro, pero donde irán a parar las otras obras que uno hizo con tanto cariño… Por ejemplo, en este libro hay adentro otros que tienen nombres hermosos, como “Ritual de las cigarras”, como “Del arpa del caminante” (luego quiero volver sobre el tema del “arpa” ) . Y ese poeta, si lo acompaña la vida y la paciencia, va a sacar un día un libro que se llamará “Poesías”, “Obra completa”,  “Obra seleccionada “, “Obra reunida”… o de otro modo. Y en él estarán como cuadernillos los que se han ido publicando.
Ella lo ha hecho, Otros también lo han hecho, como el mismo Antonio Requeni. A  Cecilia le ha tocado el poder culminar  de alguna manera  un ciclo, el poder publicar su poesía, no ya de este momento, esta emoción…  Esto es algo así como una consagración. Es de gran importancia esto.
 Hay algo más importante para mí. Lo que yo he  visto, he leído en este libro y lo destaco, son las constancias a lo largo de la trayectoria de Cecilia Glanzmann. Repeticiones que reflejan un estado de ánimo, emociones diversas… Que expresan una personalidad y una actitud ante la vida.
Son “invariantes” . Hay que buscar las invariantes en esta poesía. En ella, vista así, en conjunto, uno ve no solo paisajes, soledades, trasuntos de vidas, recuerdos, profundidades…
Hay constantemente una “invariante” : un sentido religioso  de la vida, un sentido religioso amplio de la vida, un sentido confesional. Es como que dice: confieso mi amor y mi unidad con un Todo que me trasciende, que me supera. Cecilia lo siente como raigal, como algo muy hondo.  Yo lo conocía, lo había visto , lo intuía, lo recordaba, y ahora lo tengo presente  como el eje de  la obra de Cecilia Glanzmann. Ese eje es esa actitud inmanentista de entrega ante el mundo , de reconocer el mundo como una unidad  que es a la vez como un eslabón de una unidad más grande. Es ver una unidad en el mundo.
He visto esto con alegría. Esta opción de la poeta me llega  mucho, le da sentido a toda su poesía.
Esta religiosidad es bondad y es amor, es esperanza  y es fe. Es “compasión” . Com-pasión: pasión compartida del ser que se apiada, que se conturba, que se emociona ante lo que le sucede al otro. Esta compasión va al hombre, al hermano, a las cosas. Va al pasado que es origen del presente. Va también al futuro que no será sino resultado de lo que hacemos en el presente. Es algo que va al campo, al río, a la ribera dura del Atlántico patagónico, que va a la planicie áspera, que va al recuerdo de vivencias  muy caras que a veces están  en Chubut, como  están en otros lados. Hay un poema  hermoso a Bell Ville.
Sobre …” arpa del caminante” (de un ´titulo de los libros que están en esta Obra). Es arpa céltica. Se expresa con cariño y con devoción por algo que se ha conocido, gustado, amado…
Yo sé que van a venir otras obras, Cecilia. Esta, 1987-2017 es tu obra, lo que has hecho (y hay poemas de mucho antes del 87  en ella).  Yo sé que esto va a continuar. Y sé que es  tu gran apuesta por haber dado un sentido a una vida llena de amor, de devoción.
El poeta no muere, se “aletarga” entre las hojas amarillas de un libro.
Nosotros, ni vos, Cecilia, ni yo, vamos a ver amarillear estas hojas, pero otros sí, un día. Quedará en ella el testimonio de cómo ha sido el paso por tu poesía.





ANTONIO REQUENI

“Desde la Patagonia, ese paisaje desolado y áspero para los que vivimos en la comodidad de Buenos Aires, Cecilia Glanzmann nos entrega sus poemas escritos a lo largo de treinta años. Para ella la Patagonia no ha sido un escenario hostil; los grandes y austeros espacios del sur argentino le proporcionaron sensaciones, intuiciones y pensamientos que ha sabido traducir en composiciones ceñidas, escuetas, que parecen por momentos surgidas de la “melodía del silencio”, feliz expresión leída en alguna de sus páginas. Si la poesía es el arte de decir con palabras lo que no puede decirse con palabras, es posible afirmar que lo de Cecilia es auténtica poesía . Un mundo verbal que define su condición y su trayectoria consagrada durante  tres décadas al testimonio del verso, atenta siempre a la singularidad de su expresión, a la hermosa sobriedad de su estilo.
Son estos rasgos de la obra de Cecilia Glanzmann los que quiero celebrar, no sin antes aclarar que no lo haré como crítico (que no lo soy ni lo quiero ser) sino como un devoto lector de poesía, un lector menos preocupado por las estructuras sintácticas o por la significación freudiada de determinadas alusiones o elusiones, que por la imponderable vibración emotiva que subyace en las palabras, ese estado térmico del lenguaje, ese milagro inexpresable capaz de conmovernos y conducirnos a un plano espiritual desde donde poder identificarnos con el autor –o la autora- y elevarnos por encima de nuestra rutina biológica.
En la poesía de Cecilia Glanzmann ese carácter se manifiesta- como ya he dicho- a través de un vocabulario despojado, de elocuente síntesis, pero que no transmite frías especulaciones, arduos ejercicios mentales, como parece proponérselo un considerable sector de la poesía contemporánea, sino ese hálito misteriosos que representa, al menos para mí, la clave de la verdadera poesía.
Emerson escribió que “el hombre es la mitad de sí mismo. La otra mitad es su expresión.” Esas mitades a veces se asemejan hasta confundiese, otras veces no. Yo afirmo que nuestra poeta queda comprendida en el primer caso. La mujer y la autora no pueden deslindarse, las dos tienen el mismo rostro, que es el de sus versos. Existe una total correspondencia entre su calidez, su fervor y la temperatura de su poesía. Vida y literatura son dos orbes que en ella, indudablemente, se complementan. Por otra parte, si Cecilia  aparece enrolada en la tendencia que asume la poesía como instrumento de conocimiento y revelación, no se considera por ello –insisto- obligada a rechazar la tersura expresiva y ese impulso emotivo sin el cual el poema puede parecer un teorema. La revelación y el conocimiento que la poesía procura no surge de un análisis racional, sino que se alcanza –cuando se alcanza- por las oscuras vías de la intuición.
El libro que presentamos esta tarde, un libro que contiene varios libros y todos de hermosos títulos, es una obra plenamente lograda. Y toda poesía lograda, aunque exprese desazón o angustia, es una manifestación feliz. Sin embargo, no es esa la tesitura de Cecilia. De su verso no emana angustia o melancolía sino serenidad, “el testimonio de un yo lírico maduro –como ha dicho acertadamente Ana Virkel- que ha preferido la calma al conflicto, el goce simple a la búsqueda de lo inalcanzable”.
En este acto quiero expresar mi gratitud a Cecilia Glanzmann. Gratitud por haber recopilado este bello volumen, por haberlo publicado en una edición tan pulcra como la de Lidia Vinciguerra, y por haber venido a Buenos Aires para hacer la presentación.
Por su humanidad, su inteligencia y su ternura, por su calidad literaria, tu libro representa, querida Cecilia, una insoslayable contribución a esa batalla del espíritu que es preciso librar, especialmente hoy más que nunca, para que el hombre no termine convertido en robot. En esta era de las exploraciones espaciales, tus poemas proclaman tácitamente el deseo de explorar el universo aún desconocido del  corazón humano, lo que constituye una de las más altas funciones de la   poesía.”
                                   Antonio Requeni




  MARTA DE PARÍS

Es un privilegio para mí esto. Gracias Cecilia por haberme invitado y a la Editorial que ha presentado una obra maravillosamente armada y por el acierto en la elección del poema de la contratapa.
Agradezco a Antonio Requeni y a Fernando Sánchez Zinny por cuanto han dicho y por  cuanto brindan. Agradezco al Grupo Literario y a todos.
Antonio Requeni habló de literatura y vida. Esto es lo que me interesa para hablar de Cecilia y su obra. Ella misma dice , en distintos momentos y situaciones, que su vida está adentro del contenido del libro. Y yo pienso sinceramente, junto con nuestro  Grupo Literario que así es. Nosotros la consideramos nuestra representante en la provincia de Chubut y nos sentimos orgullosos de que ella nos represente.¿ Por qué? Por la vida maravillosamente ejemplar que ha realizado no solo en su Córdoba natal, sino en la provincia de Chubut. Ahí está la vida. No se puede hablar de literatura si no se habla de sí mismo y del otro. De allí la necesidad , y lo hace Cecilia a lo largo de todas las etapas de su existencia, del “compartir con otros” .
Así la vemos en esas  distintas etapas. En su juventud, en la búsqueda permanente de un futro de amapolas encendidas. Esa joven fue cautivada por el amor de Walter. Aquella cordobesa jovencita fue amando al ser amado y con él construyó después la familia a la manera tradicional, que es la que nosotros aplaudimos.
También está la etapa de la madre entre mamaderas y baberos. Y se ve además a la docente frente al aula, siempre dadivosa.
Esa madre que fundó instituciones privadas y públicas y que nos hace sentir siempre hermanados tal como ella quiere , en forma fraternal , mancomunados. Y está la otra, la que mira y vive la vida del hombre en general,  la que se ocupa de  la ciudad de Trelew y zona desde Chubut, desde donde canta a la tierra de Patagonia. . Y canta al ser humano, a los tehuelches y a los pueblos originarios, desde aquella época precolombina hasta el hombre del presente al que se refiere en su poesía. Y en ese poema: Persistir.
Toda una vida útil, una vida maravillosa. Es una mujer madre, abuela, tierna, sabia, luminosa, “juglaresa “ que anduvo de aquí para allá llevando su palabra, sus sentimientos, sus emociones y el gran amor que la sostuvo y la sostiene.
Es de las mujeres actuales que son un ejemplo en momentos en que tantos ejemplos necesitamos. Es de quien plantó rosales y cosechó rosas. ¿qué más puede pedir a la vida? Como dice Amado Nervo:
“Amé, fui amado / el sol acarició mi faz./ Vida, nada me debes./Vida, estamos en paz”.



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Cecilia