martes, 15 de septiembre de 2015

BERTHA BILBAO RICHTER

“HILANDEROS DE LA LUZ

CECILIA  GLANZMANN

En un territorio intelectual babélico en el que la literatura y el arte parecen someterse a las leyes del mercado y en el que los referentes se perciben trizados o desaparecen dificultando la comunicación -propósito de todo texto- la voz lírica de Cecilia Glanzmann recupera, en esta época posmoderna, las raíces metafísicas del humanismo y encarna la experiencia espiritual de la más importante búsqueda del hombre, la de su Creador.
Mi valoración de la poesía de Cecilia Glanzmann prioriza la modalidad contemplativa de su expresión que no sólo se abre al conocimiento propio y del mundo ya que poetizar es, para esta “hilandera de la luz”, escuchar el latido cósmico y fundirse en un abrazo de amor místico con lo sagrado, aceptando, al mismo tiempo, los vestigios patentes del mundo fenoménico con los que fraterniza solidaria.
Sus libros de poesía apelan al crecimiento de una conciencia religiosa en el sentido más profundo del término. En este sentido, considero a Cecilia Glanzmann una maestra de vida, una conductora en el camino verdadero iluminado por valores que fueron y serán eternos.

                                                                                             Lic. Bertha Bilbao Richter 

FÉLIX COLUCCIO

Palabras del Prof. Félix Coluccio  sobre Hilanderos de la Luz,  y también, sobre el “Grupo Literario Encuentro” y la Antología “Desde el Chubut”.

            ( Luego de escuchar la palabras con las que lo presentó Ester de Izaguirre-curriculum y su relación  de años, agradecida, con el Grupo Encuentro..., dijo: “A esto habría que hacerle la crítica... Yo me siento más feliz con esto de saber que estamos un rato, una hora, dos horas, entre patagónicos. Cómo queremos la Patagonia! No lo pueden sospechar ustedes. Las veces que hemos estado con mi señora y las veces que, después de que conocimos a Cecilia, también hemos estado allí. Estos muchachos -alude al Acto anterior con autores de Comodoro Rivadavia- que presentaron la película, qué linda imagen dieron, qué fortaleza tienen para hacer sentir su fe patagónica y publicar y mover y no abandonar el lugar. Todos los comprendemos, todos los entendemos, pero nadie les da una salida. El Gobierno, los gobiernos que se han ido sucediendo, desde que estos muchachos estaban en las vías férreas , no se dan por notificados de que hay una ambición lugareña, que es lo más noble  que tiene el hombre común: el amor a su terruño, el amor a su patria. En fin, para qué les voy a decir todo eso, que ustedes bien lo saben...)

.................................................

            “Nos vamos a ocupar de la querida Cecilia Glanzmann, que es todo un símbolo de la Patagonia. Si hacemos justicia con Cecilia Glanzmann, también tenemos que hacerla con su esposo Walter, quien, mientras ella hace poesía, la más hermosa poesía y los libros más lindos que puedan figurarse, como este último, “Hilanderos de la Luz”- para qué vamos a hablar de eso!...- , él pesca truchas en la cordillera... y en el mar y se las trae, para que la inspiración sea siempre fortalecida...”
...

            Presentación en sí:
           
            “Desde tiempos remotos existieron hilanderos. Por ejemplo, en el gran Egipto, en la misteriosa Sumeria,  en los altiplanos puneños, bolivianos, argentinos; en Persia, etc...
            Cuando digo los altiplanos puneños , no sé si han ido al Perú y si han comprado las muñequitas que venden, con las telas con que envolvían las momias los antiguos incas... No son las mismas telas-son reliquias en los museos...- ,pero están tan bien hechas que parecerían aquellas.
            Y mientras leía su libro y mientras leíamos y releíamos su título con mi señora... pensábamos en todo esto. El oficio de preparar hilos para la vestimenta diaria, fiesta o la mortaja, fue una industria y fue un arte. Cuántas veces nos hemos dicho : Qué maravillosa tela!, qué soberbio vestido luce esa princesa!, hechos con hilos que parecen rayos de sol o de las estrellas, brindando nuestro entusiasmo, al fin y al cabo, por la obra de anónimos artesanos. Nunca supimos que, con el tiempo... habría “sindicatos de hilanderos de la Luz”. No lo previmos. Lo más inasible para el ser humano y lo más hermoso que tejer pueden con el pensamiento, con sus mano, con el corazón y con los vientos benignos de la inspiración, de la cual todos necesitamos para hacer algo distinto todos los días.
            En Trelew y adyacencias, los hilanderos afilan las hebras de luz para materializarlos en un taller -en el  taller y con  el Grupo Literario Encuentro-. Yo los veo en mi mundo interior, a Cecilia buscando las hebras más finas y delicadas, para convertirlas, con otros,-como en este “Desde el Chubut II”- en arrullos y cantos, o para alabar sin desfallecimiento al Señor , que la bendice. La presencia, la constancia del Señor en las páginas de Cecilia, de ahora y de siempre, es una permanente. Eso es lo que la sostiene, yo creo, en los momentos más difíciles de la vida, como nos sostiene también a nosotros.
            Lo veo, por ejemplo,  a Maese Jones Owen en un valle o en un cerro o frente al mar, como un cosechador de hilos, atrapándolos, para darles sonidos y color en una tarea de dioses, sin descanso, hasta que la forma y la vibración han sido hallados. Entonces, sonríe y baja, compitiendo en su carrera con el viento y el vuelo de las avutardas, o con el inmutable titilar de estrellas, serpenteando sus reflejos en el fondo reseco de los cañadones, hasta que un nuevo libro, una inesperada lluvia- leve lluvia como son las lluvias patagónicas- diga el renacer de los murmullos adormecidos en el pedregal, entre bardas y arbustos. Ellos anuncian que la vida y la poesía están latentes, que  viven!. Y que pueden reverdecer con la inspiración de los poetas, como la de los autores de esta Antología, esta gente que tenemos acá...; como habrá tantos entre ustedes(se dirige al público), que también tienen sus tiempos de neviscas y vientos en ráfagas, llenas de luces y nieblas.
            Y cuando llegue la hora de la Verdad, ... pueda decir Cecilia a los lectores, ávidos de su grafía, hecha de luz, en /con su Dedicatoria en “Hilanderos de la Luz”: “... A todos ellos, hermanos-seres de luz de y en las distintas etapas de mi existencia y en diferentes circunstancias y dimensiones”...
            Pero esta hilandera de la luz tiene a su imagen... incomprensible, porque la luz se desvanece en la luz, como la luz de las estrellas se desvanece en las primeras horas de la alborada con la luz del sol, o , dicho con otras palabras, se asocian y dan con el arte y la imaginación un fruto que nos permite asir las hebras del sueño y la armonía. Y dejar, como Ana Paula, ángel querido, un reguero de ilusión en todas las almas.
            No olvido que la  Editorial Vinciguerra también transitó el mundo de los hilanderos, haciendo de cada libro una expresión refinada, que enaltece el libro en su artesanal concreción.
            Y no podría finalizar esta más que humilde participación en la fiesta de  la hilandería poética, con esta meditación de Cecilia, de la Cecilia de todos:
            “... la Armonía con el hombre, con el mundo, en el infinito hacer.”



                                                          Félix  Coluccio

HILANDEROS DE LA LUZ


GERMÁN CÁCERES


de Cecilia Glanzmann
(Vinciguerra, Buenos Aires, 2014, 32 páginas)

El tono es confidencial, como si la autora le leyera al lector poesías dictadas por otros (”Eso dicen”).

Es un poemario de paz, calma y del retiro solitario (“Pareciera que nada pasa/ mientras el preludio del alba/ avanza”). Su contenido es humano, optimista, esperanzado y se expresa con excelentes imágenes: “Cuando se me escapa la luna/ tras el fuego del agua”.

Toda esta alegría va acompañada de reflexiones acerca de la existencia y de la vida en general. Se percibe un canto sencillo y a la vez hondo hacia la naturaleza, ya sea en su magnitud (“hay astrólogos hablando con tus entrañas/ para cifrarnos mensajes que recibirán algunos/ y otros…serán influidos sin saberlo”) como en sus mínimas manifestaciones (“Tiene pecas el vidrio de la ventana/ pecas embarazadas/ de inesperada lluvia”).

Cecilia Glanzmann nació en Bell Ville, Córdoba, pero reside en Trelew, Chubut, desde 1972. Entre sus obras publicadas figuranEcos mi voz, Territorios del ser y del instante (Faja de Honor de la ADEA 1990), Y aún el bosque mágico, Amor de Remolacha, Hilanderos de la luz, Ritual de las cigarras, Liberándonos, Metodología de estudio. Juglares del silencio- Patagonia argentina (Mención de Honor SADE 2008, declarada de Interés Cultural por el Honorable Senado de la Nación), Del arpa del caminante, Aprendiz de pájaro. En 2010 el Gobierno de la Pcia. de Chubut la distinguió como “Mujer Destacada”.

Germán Cáceres

Publicado por Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte en10:09  

DESDE EL BROCAL DEL ALMA


OSVALDO ROSSI

 Aprendiz de pájaro - Cecilia Glanzmann
Editorial Vinciguerra S.R.L., Buenos Aires 2010

            Desde la portada del libro, la autora nos invita a conocer su universo simbólico. Una vez que abordamos la lectura, los poemas que integran Aprendiz de pájaro no hacen sino confirmar la riqueza de ese universo. De los muchos ejemplos que pueden citarse, elegiré dos que a mi juicio resultan emblemáticos: el árbol, que  es protagonista de varios pasajes (y también está presente en la ilustración de la tapa)  y el pájaro que forma parte del título.
            Uno y otro aparecen en el poema Instante, pleno de imágenes y connotaciones. En la primera estrofa dice Cecilia Glanzmann:
“En el árbol de las horas/ suspiran/ y bostezan/ los pájaros sin alas.”
El árbol es un símbolo citado con frecuencia tanto en la tradición occidental como en la oriental;  la idea de la elevación es casi inseparable de su imagen. La verticalidad remite al estado intermedio entre el cielo y la tierra, vinculando la vida subterránea con el afán de las ramas por acercarse al mundo celeste. En el sentido más amplio, el árbol representa “la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración.”[1] En la tradición judeocristiana, hay ya una temprana referencia al árbol de la vida y al del conocimiento en el libro del Génesis (Gn. 2,9) y particularmente en la iconografía medieval cristiana, la cruz aparece representada muchas veces como árbol de la vida. Al mismo tiempo, en la tradición oriental hay frecuentes referencias al símbolo del árbol en los Upanishads, y resulta particularmente relevante para este caso destacar que el mismo Buda alcanzó la iluminación a los pies de un árbol.
            En cuanto al pájaro, su elección para el título de este libro tampoco parece casual. Ya para los egipcios “todo ser alado es un símbolo de espiritualización” y en uno de los textos de los Upanishads se hace referencia al “pájaro Atmá, puro conocimiento, libre e incondicionado” [2].  Hay reiteradas alusiones en los libros antiguos al pájaro como portador del mensaje, significación que me parece destacable en el caso particular de esta obra de Cecilia Glanzmann (“El amor es el Verbo/ El poeta, un mensajero” dice C.G. en la portadilla).
            Ambos símbolos citados anteriormente se unen en el verso de la página 32,
donde la autora dice: “En el Árbol, soy aprendiz de pájaro.”
            En cuanto a la palabra Aprendiz, que también integra el título, el Diccionario de la Real Academia Española nos dice que es la “persona que aprende algún arte u oficio.” Como la poeta, todos somos aprendices en la vida. Y éste me parece uno de los rasgos esenciales del libro, su carácter ecuménico; Cecilia Glanzmann habla de sí misma, y habla también de todos nosotros.
            Aprendiz de pájaro está surcado por las reflexiones que caracterizan a un espíritu religioso, iluminadas por un lenguaje poético que embellece la natural opacidad con que esas reflexiones se nos manifiestan inicialmente.
            No estamos sólo en presencia de un libro de poemas. Estamos, también, frente a meditaciones que son el resultado de experiencias de vida. Las imágenes convocadas son a la vez expresión del mundo íntimo de la autora e intentos de contacto con el lector, a la manera de los textos de la tradición mística de Oriente.
            Esta obra expande el universo de lectores para integrar no sólo a los que habitualmente disfrutan de la poesía, sino también a quienes buscan palabras de contención, de armonía, de paz.
            Quiero detenerme un momento en el poema Meditación. En él, la autora hace referencia a un momento epifánico, al instante en que las percepciones y reflexiones abren las puertas al conocimiento. Recordé al leerlo que, en su versión original, este libro incluía un subtítulo: “Meditaciones”. Ese subtitulo, de ninguna manera aconsejable en un libro de poesía, me pareció acertado en este caso. Porque, como dije, éste no es solamente un libro de poesía.
            Hay autores cuyo lenguaje poético se advierte adelantado a sus experiencias de vida. Autores, por el contrario, en los que es posible conjeturar que su lenguaje poético aún no alcanzó la riqueza de sus experiencias. Fue T.S. Eliot quien primero advirtió ese defasaje entre el desarrollo técnico y el desarrollo espiritual. Lo que insinuó fue que “debería existir una correspondencia entre la maduración de una sensibilidad y sus métodos de expresión en diferentes etapas”.[3]
            Después de leer sus últimos libros, y en particular Aprendiz de pájaro, es sin duda posible afirmar que Cecilia Glanzmann ha logrado esa singular correspondencia.
      Osvaldo Rossi - Noviembre 2010



[1] Cirlot, Juan Eduardo – Diccionario de Símbolos – Ediciones Siruela S.A., Barcelona 1998.
[2] Cirlot, Juan Eduardo – Op. Cit.
[3] Heaney, Seamus – Al buen entendedor – Fondo de Cultura Económica, México, 2006

SUSANA BOECHAT

Aprendiz  de pájaro, Cecilia Glannzman,
Editorial Vinciguerra,Buenos Aires,2010


            Breve poemario lleno de luz cristiana donde  el paratexto  se une  al texto en una simbiosis   perfecta  :acápites  de Gandhi, San Juan de la Cruz, Teresa de Calcuta ,La Biblia.

            Versos  libres  con imágenes  sugerentes  donde  se alcanzan picos de altura estética .Ese lenguaje   metafórico campea  en el libro  desde el principio  al final  y nos  hablan  de una base teórica indiscutible:
            Uso  de una lengua literaria diamantina.
            Ej.:

            “Cuando  te hieren
            como saetas  volcánicas
            las oscuridades  que ciegan”

            (. ..)

            “ese vientre felino  tan suyo”.
            Planeta tierra

            El hombre  y  la altura  espiritual  al que  podrá  ascender  con la luminosidad  y libertad  del pájaro, aprendiz de divinidad.

            “esta libertad
            es la alondra  necesaria.”

            Cincel
            En el   poema que da título  al poemario: Aprendiz de Pájaro nos dice la poeta:
            “en el árbol, soy  aprendiz de pájaro”

            En El Vuelo recalca  la función   de la poesía   y el amor, “hay  luz  en la energía del amor”

            El Macrocosmos  dentro  de nuestro  microcosmos:

            “Aún  podemos  rescatar  
            de nuestro ser
            el Universo.”
            Rescate


            Rechaza  la guerra, los holocaustos humanos:

            “que  el holocausto no
            retorne  para nadie.”

            Redención

            Entre los poemas que más me impactaron   por  su belleza    formal se encuentran:”Instante”,Esquirlas”,”Sobre  el eje terrestre.”,Centrarse”

            Hasta  me atrevería  a decir  que cuando la autora  se aparta  de un mensaje cuasi-religioso y ahonda una persecución existencial ,la función del Hombre en el Mundo, se ahonda  su canto lírico y alcanza alturas inéditas.
            Así en el poema:

            Sobre  el eje terrestre
            “Escapan  hacia el Sur  los bisontes  del ártico
            hay un mandato inaudible
            hay un sendero  de estrellas que   ellos miran.
            escapan
            fugitivos  de su propio reino
            peregrinos  hacia lo ignorado.”

                   Centrarse

            “Este perderse entre los  otros
            anónimos  ellos y uno
            en la ciudad  atragantada de vorágine
            me centra
            en la esperada encrucijada.

             Instante
            “En el árbol de las horas
            suspiran
            y bostezan
            los pájaros sin alas.”
            (…)
             “se exilian
             sin miedos
             las sombras de la noche.”

Nuestra  autora  no quiere  más  la guerra para la humanidad:

            “El viento trae esas esquirlas grises

            (noticias de guerra).

            hay pájaros que cantan
            y por ahí
            se mueren.

Alta poesía  la de este “Aprendiz de pájaro” que   ha aprendido a volar  por encima  de lo evanescente  y se consolida  en nubes y celestes.

                                                     Susana  Boechat

                                              (Buenos Aires, 23 de febrero de 2011) 

MIGUEL FERNANDO MARLAIRE


MIGUEL FERNANDO MARLAIRE 
SOBRE: APRENDIZ  DE  PÁJARO

Cecilia Glanzmann nos regala en este libro la visión poética de la realidad que no vemos, la que sin embargo nos contiene y define la meta de nuestro devenir.

El planteo de los conceptos reconoce cierta hermeticidad, un encriptamiento a descifrar.

Está volcando en vibrantes poemas su certeza sobre la maravilla de este Universo.

Es un escrito pleno de optimismo, basado en la percepción del doble origen del Hombre:[i] el Yo egoico que se vincula con el cuerpo y procura su subsistencia material, y el Ser esencial que reconoce una conexión insistencial.
Esto lo dice explícitamente en el epígrafe a su poema “Cincel”, con una cita bíblica de Corintios:

“El primer hombre hecho de la tierra era de la tierra, el segundo hombre es del cielo.”

También lo anuncia en “Planeta Tierra”:

                        Planeta entre dos reinos,
                        con fe en el amor es tu prometeico canto…

La conexión insistencial se perfila recién cuando se accede a un cierto grado de madurez espiritual, por lo que no resulta de fácil acceso. [ii]
Es que para percibirla es preciso reconocer el “Misterio”, tal como lo dice en el mismo poema:

                        Y te yergues cantándole al Misterio.

La autora nos da pistas sobre el camino que debemos tomar para encontrarnos con ese nuestro Ser esencial:

                        Esta libertad que nos fue dada
                        y que nos suelta el alma
                        dejando desnuda la densidad de humanos
                        esta libertad
                        es la alondra necesaria
                        para guiar cantando.

Y sigue más adelante:

            Del perdón cincelando el amor en desplegadas dimensiones
            de la sinfonía cósmica a la que nuestra libertad aporta
            de la esencia que espera
            nos está hablando el Divino Ser que nos habita.

Fijémonos en estas claves: libertad, amor, perdón, Divino Ser que nos habita.
El amor y la libertad constituyen dos entidades acopladas de primera especie que en su libre andar generan en nosotros la armonía del ser.
No existe posibilidad de encontrarla si no nos dejamos acompasar por esta dupla que se apoya y se conduce con la humildad.
Es necesario el despojo de los sentimientos de aprehensión. Así es que Cecilia nos encamina hacia esa maravillosa y balsámica solución que es el manejo del perdón.
La maravilla de esta comunidad humana es la posibilidad de la reconciliación, basada en el perdón.
No nos resulta simple controlar a nuestro ser egoico para evitar lastimar a nuestro prójimo.
No estamos siempre dispuestos a la renuncia de nuestras comodidades, a la modificación de nuestros proyectos, al cambio, a la adaptación al Otro, como para no generar roces y disgustos.
Estas actitudes son las que merecen el perdón del otro.
Para ello debemos ser humildes en el reconocimiento de nuestras falencias, nuestros yerros, nuestras mezquindades.
Allí es donde la reconciliación cobra necesidad y fuerza.
Esta es la herramienta para lograr la verdadera cohesión, es decir más precisamente: la cohesión posible, ya que la postura armónica resuelve desde ya la natural unión entre los humanos, pero ante la disfunción la reparación es lo conducente al éxito de la gestión unitiva.
El perdón, la reconciliación, es el mecanismo que posibilita la praxis del amor.

                        Hay una vibración luminosa
                        que suelta el amar y el perdonar.

Todo esto está diciéndonos Cecilia desde la síntesis poética que todo lo abarca y todo lo puede expresar con simpleza.
La verdad siempre está en lo simple.

En el poema que le da el nombre al libro, cifra el misterio sobre el estadio en que nos encontramos los Humanos.

                        Soy sueño en esta vigilia humana
                        sucio el pico de tierra
                        de alada tierra suelta
                        en mi soy,
                        picoteo ciego
                        dormido
                        desvelado
                        los akásicos códices
                        y en ellos
                        saboreo gozoso el rocío del alba
                        iluminada de símbolos.

                        En el Árbol, soy aprendiz de pájaro.

Estamos en esta tierra para aprender.
Para aprender a volar, es decir para establecernos alguna vez en esa segunda versión del humano, centrado en su espíritu divino.
El árbol en que nos ubicamos es el árbol de la vida, el axis mundi,[iii] la escala de Jacob, el vínculo entre lo terrenal y lo divino. Por eso lo pone en mayúscula en el texto. Tiene connotación de unión entre la tierra y el cielo.
Nosotros tenemos vocación de cielo, por eso somos aprendices de pájaro.
Dice ser sueño en la vigilia humana. Es el sueño de Maya,[iv] la ilusión que significa esta vida a los ojos del hinduismo, el velo que nos oculta el verdadero origen.
El sucio pico alude a la realidad del aprendizaje a partir de lo terrenal, lo denso, lo corruptible alcanzado por la muerte.
La alada tierra denota la posibilidad de rescate de los elementos densos a sutiles; la realidad escondida en la materia.
La ceguera alude al velo de Maya.
La historia y la enseñanza están en los códices que todo lo registran. Nada se pierde, y en fin último, todo se transforma.
Esa transformación la logra con el poema. Nos dice:

                        la poesía transforma la caída
                        en vuelo.

En el Árbol de la vida ubica al Misterio. Es en él donde podremos encontrarlo y tal vez develarlo.
Es entonces que nos habla de esperanza, porque esta se centra desde el amor, llave del Misterio.

                        hay luz en la ciénaga aparente
de la vida
y hay luz con la energía del amor.

La luz significa la iluminación, la develación de Maya.
Porque la luz es una entidad de primera especie, vivificante, comunicante.[v]
Es la luz la que comunica, informa, vincula, aporta la vida.
Nos dice que busquemos esta luz en nuestro interior:

                        Sí, está en mí y en todo,
                        en cada célula
                        el diseño de la Creación.
                        También está Dios.

En “Meditación” nos anuncia la posibilidad de pacificar nuestra alma contemplando lo creado:

                        y el hombre
                        se sienta en un peñasco
                        aspira ese lenguaje tan amado
                        exhala en silencio, lentamente
                        se le olvida su historia
                        y se une al sortilegio del llamado
                        más allá del albedrío y del destino.

                        Somos parte, se dice,
                        del plan de Dios en este mundo.
                        Y la paz trasciende sus instantes.

Eso es precisamente lo que nos deja este libro: un sabor a paz posible.
Resulta de estos poemas un canto a la vida con una guía para encontrar el camino.
Cecilia Glanzmann, con la sutileza de su estilo y la firmeza de su convicción, nos muestra la única senda posible.
Es un canto fundadamente optimista a la confianza y a la esperanza.

                                               Miguel Marlaire
                                               San Miguel
                                               22 de noviembre de 2010

  
[i] Ver “El Hombre y su doble origen”, Karlfried Graf Dürckheim, Cuatro vientos Editorial, 1982
[ii] Es en este sentido en que nos dice: “…y bostezan los pájaros sin alas” refiriéndose a aquellos que no comprenden el doble origen humano.
[iii] Axis Mundi: ver Mircea Eliade, Historia de las creencias y de las ideas religiosas; volumen I; pág. 58; Ediciones Cristiandad. Madrid 1978
[iv] Maya: el hinduismo plantea este concepto. La vida no es una realidad concreta, es un espejismo, una ilusión. Todo es ilusorio. Es también un velo que nos impide ver la realidad, que no es esta que creemos percibir. Dejar la Maya significa salir de la rueda del Samsara, la de las reencarnaciones, para retornar al origen divino del Purusa.
[v] La fenomenología del Universo reconoce sólo dos vertientes, a saber: de Primera Especie la que corresponde a fenómenos que tienen que ver con la comunicación en forma amplia, que resultan en esencia vivificantes, aquellos en los que se incorpora al tiempo como pulsación; y de Segunda Especie a los fenómenos que corresponden a la transacción, a la estructura, al espacio en su connotación estable y protectiva.


APRENDIZ DE PÁJARO