Palabras del Prof. Félix Coluccio sobre
Hilanderos de la Luz ,
y
también, sobre el “Grupo Literario Encuentro” y la Antología “Desde el
Chubut”.
( Luego de escuchar la palabras con
las que lo presentó Ester de Izaguirre-curriculum y su relación de años, agradecida, con el Grupo
Encuentro..., dijo: “A esto habría que hacerle la crítica... Yo me siento más
feliz con esto de saber que estamos un rato, una hora, dos horas, entre
patagónicos. Cómo queremos la
Patagonia ! No lo pueden sospechar ustedes. Las veces que
hemos estado con mi señora y las veces que, después de que conocimos a Cecilia,
también hemos estado allí. Estos muchachos -alude al Acto anterior con autores
de Comodoro Rivadavia- que presentaron la película, qué linda imagen dieron,
qué fortaleza tienen para hacer sentir su fe patagónica y publicar y mover y no
abandonar el lugar. Todos los comprendemos, todos los entendemos, pero nadie
les da una salida. El Gobierno, los gobiernos que se han ido sucediendo, desde
que estos muchachos estaban en las vías férreas , no se dan por notificados de
que hay una ambición lugareña, que es lo más noble que tiene el hombre común: el amor a su
terruño, el amor a su patria. En fin, para qué les voy a decir todo eso, que ustedes
bien lo saben...)
.................................................
“Nos vamos a ocupar de la querida
Cecilia Glanzmann, que es todo un símbolo de la Patagonia. Si
hacemos justicia con Cecilia Glanzmann, también tenemos que hacerla con su
esposo Walter, quien, mientras ella hace poesía, la más hermosa poesía y los
libros más lindos que puedan figurarse, como este último, “Hilanderos de la Luz ”- para qué vamos a hablar
de eso!...- , él pesca truchas en la cordillera... y en el mar y se las trae,
para que la inspiración sea siempre fortalecida...”
...
Presentación en sí:
“Desde tiempos remotos existieron
hilanderos. Por ejemplo, en el gran Egipto, en la misteriosa Sumeria, en los altiplanos puneños, bolivianos,
argentinos; en Persia, etc...
Cuando digo los altiplanos puneños ,
no sé si han ido al Perú y si han comprado las muñequitas que venden, con las
telas con que envolvían las momias los antiguos incas... No son las mismas
telas-son reliquias en los museos...- ,pero están tan bien hechas que
parecerían aquellas.
Y mientras leía su libro y mientras
leíamos y releíamos su título con mi señora... pensábamos en todo esto. El
oficio de preparar hilos para la vestimenta diaria, fiesta o la mortaja, fue
una industria y fue un arte. Cuántas veces nos hemos dicho : Qué maravillosa
tela!, qué soberbio vestido luce esa princesa!, hechos con hilos que parecen
rayos de sol o de las estrellas, brindando nuestro entusiasmo, al fin y al
cabo, por la obra de anónimos artesanos. Nunca supimos que, con el tiempo...
habría “sindicatos de hilanderos de la
Luz ”. No lo previmos. Lo más inasible para el ser humano y lo
más hermoso que tejer pueden con el pensamiento, con sus mano, con el corazón y
con los vientos benignos de la inspiración, de la cual todos necesitamos para
hacer algo distinto todos los días.
En Trelew y adyacencias, los
hilanderos afilan las hebras de luz para materializarlos en un taller -en
el taller y con el Grupo Literario Encuentro-. Yo los veo en
mi mundo interior, a Cecilia buscando las hebras más finas y delicadas, para
convertirlas, con otros,-como en este “Desde el Chubut II”- en arrullos y
cantos, o para alabar sin desfallecimiento al Señor , que la bendice. La
presencia, la constancia del Señor en las páginas de Cecilia, de ahora y de
siempre, es una permanente. Eso es lo que la sostiene, yo creo, en los momentos
más difíciles de la vida, como nos sostiene también a nosotros.
Lo veo, por ejemplo, a Maese Jones Owen en un valle o en un cerro
o frente al mar, como un cosechador de hilos, atrapándolos, para darles sonidos
y color en una tarea de dioses, sin descanso, hasta que la forma y la vibración
han sido hallados. Entonces, sonríe y baja, compitiendo en su carrera con el
viento y el vuelo de las avutardas, o con el inmutable titilar de estrellas,
serpenteando sus reflejos en el fondo reseco de los cañadones, hasta que un
nuevo libro, una inesperada lluvia- leve lluvia como son las lluvias
patagónicas- diga el renacer de los murmullos adormecidos en el pedregal, entre
bardas y arbustos. Ellos anuncian que la vida y la poesía están latentes, que viven!. Y que pueden reverdecer con la
inspiración de los poetas, como la
de los autores de esta Antología, esta gente que tenemos acá...; como habrá
tantos entre ustedes(se dirige al público), que también tienen sus tiempos de
neviscas y vientos en ráfagas, llenas de luces y nieblas.
Y cuando llegue la hora de la Verdad , ... pueda decir
Cecilia a los lectores, ávidos de su grafía, hecha de luz, en /con su
Dedicatoria en “Hilanderos de la
Luz ”: “... A todos ellos, hermanos-seres de luz de y en las
distintas etapas de mi existencia y en diferentes circunstancias y
dimensiones”...
Pero esta hilandera de la luz tiene
a su imagen... incomprensible, porque la luz se desvanece en la luz, como la
luz de las estrellas se desvanece en las primeras horas de la alborada con la
luz del sol, o , dicho con otras palabras, se asocian y dan con el arte y la
imaginación un fruto que nos permite asir las hebras del sueño y la armonía. Y
dejar, como Ana Paula, ángel querido, un reguero de ilusión en todas las almas.
No olvido que la Editorial Vinciguerra
también transitó el mundo de los hilanderos, haciendo de cada libro una
expresión refinada, que enaltece el libro en su artesanal concreción.
Y no podría finalizar esta más que
humilde participación en la fiesta de la
hilandería poética, con esta meditación de Cecilia, de la Cecilia de todos:
“... la Armonía con el hombre, con
el mundo, en el infinito hacer.”
Félix Coluccio
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Cecilia